Candidaturas a la Secretaría General de la ONU, en la práctica

Michelle Bachelet Onu
  • 5:25 min

La posible candidatura de la expresidenta Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU abre el debate sobre los complejos factores que intervienen en este proceso. Más allá de la trayectoria o los atributos del postulante, entran en juego aspectos técnicos, diplomáticos y políticos que exigen una estrategia internacional sofisticada, recursos considerables y una campaña sostenida al más alto nivel.

Se ha escrito y opinado sobre la elección del próximo Secretario General de las Naciones Unidas, luego del anuncio de la candidatura de la Ex Presidenta Bachelet. Tal vez para los que, en nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, hemos tenido la oportunidad de estar a cargo o colaborar en otras candidaturas en los organismos internacionales, sabemos que hay que considerar también, variados aspectos prácticos poco conocidos y menos llamativos, si bien muy importantes.

No sólo deberá cumplirse estrictamente con los plazos y gestiones inherentes a dicha postulación, pues cada una de las etapas tiene sus reglas propias, o debe estar acompañada de múltiples acciones indispensables del país que la propicia. Buena parte obedece a la Carta, o bien sin estar escrita, se han asentado sobre la práctica usual aplicada en casos anteriores. Las normas deben ser respetadas, sin embargo, podría verse alterado o romperse el consenso práctico existente. Los países son soberanos para hacerlo, aunque no sea lo habitual.

En el corriente período de sesiones pueden anunciarse los postulantes, para posteriormente oficializarlos obedeciendo a la convocatoria, una vez se abra el proceso de elección ante el Consejo de Seguridad y la Asamblea General. Ambos Presidentes, velarán porque la selección y nombramiento siga guiándose por los principios de transparencia e inclusión, y de que se cumplan plenamente todos los mandatos pertinentes de la Asamblea General relacionados. En consecuencia, comenzarán a solicitarse las candidaturas para el cargo en una carta conjunta dirigida a los 164 Estados Miembros. Procedimiento que se utiliza desde el 2016.

Según sus consideraciones internas, los países procuran explicitar sus candidaturas no sólo para adelantar gestiones, sino que, para intentar desalentar a posibles competidores pues, ningún Estado las presenta sólo para probar cuántos apoyos obtiene. Partiría debilitada. Asimismo, hay mucha publicidad y propaganda, destinada a crear la sensación de ser un fuerte competidor. Un elemento necesario, por la conocida influencia de los medios de comunicación, las plataformas electrónicas, y el cada vez más presente mundo de la imagen. Una campaña que tiene que ser entregada a los profesionales más competentes, altamente costosa, y someterse a ella personalmente, pues ya no es posible confiar sólo en sus atributos, para la construcción de una candidatura verdaderamente superior a las demás.

La Carta de Naciones Unidas, define al Secretario General como: “el más alto funcionario administrativo de la Organización” (Art. 97). El más importante cargo dentro del sistema de las Naciones Unidas, sus sedes, y organismos especializados; aunque cuenten con su propio secretario o director elegido por cada organismo. En el cumplimiento de sus deberes: “el Secretario General y el personal de la Secretaría, no solicitarán ni recibirán instrucciones de ningún gobierno ni de ninguna autoridad ajena a la Organización, y se abstendrán de actuar en forma alguna que sea incompatible con su condición de funcionarios internacionales responsables únicamente ante la Organización” (Art. 100, 1). Y se añade: “Cada uno de los Miembros de las Naciones Unidas se compromete a respetar el carácter exclusivamente internacional de las funciones del Secretario General y del personal de la Secretaría, y a no tratar de influir sobre ellos en el desempeño de sus funciones.” (Art. 100. 2)

Queda claro, por tanto, que las consideraciones internas sobre su postulación, así como los apoyos o reparos que tenga una candidatura, no incidirán en su cargo. Será una decisión de cada Estado, dentro de las prioridades de su política exterior y su diplomacia. Es trascendental para el manejo de la candidatura, si bien para el resto de los Estados, no es determinante en la elección. Los asuntos internos de cada país, no son tomados en cuenta en ella. Para una mayor transparencia del proceso, la sociedad civil y el público en general pueden dialogar con todos los candidatos. Así ocurrió para la elección del actual Secretario, António Guterrez (Portugal).

Existe la regla no escrita de la rotación geográfica equitativa, y correspondería al Grupo Latinoamericano y del Caribe, ojalá con un endoso si no hubiere tantos candidatos. También, se ha planteado la idea de que debería corresponder a una mujer, por primera vez. Dependerá de los apoyos.

Luego, se contempla la presentación del programa de cada candidato, a comienzos del próximo año, el que requerirá de la más amplia difusión. Para empezar, entre los 15 Miembros del Consejo de Seguridad, donde requiere la mayoría de 9 votos, y ninguno en contra (veto) de sus Miembros Permanentes; y luego la mayoría de 2/3 de la Asamblea General. “Será nombrado por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.” (Art. 97). Es poco usual que se explicite el “veto” de los Permanentes, por lo general, se decide internamente sin publicidad y sólo se propone a la Asamblea al elegido.

Previamente, hay una extensa campaña para la obtención de los votos necesarios. Se buscan mediante gestiones de la Delegación ante la ONU, y negociaciones con todas y cada una de las otras misiones permanentes. Los apoyos pueden acordarse por notas verbales o diplomáticas. Pueden ser simples o condicionados a un intercambio de apoyos recíprocos a otras candidaturas. Dependerá de cada caso, y a veces, dos por una, u otras equivalentes. Es el cargo más apetecido e importante. Resulta evidente que aquellos que tienen candidaturas, a menos que las retiren, harán gestiones similares y no darán su voto. Otras gestiones similares habrá que realizar a través de las Embajadas bilaterales, o donde no las hay, así como concertar múltiples viajes y reuniones, con los enormes gastos aparejados. Muchos países podrán condicionarlas a conversaciones con el candidato, por ser un cargo eminentemente personal, donde su apreciación no resulta reemplazable.

Como ha quedado demostrado, es un largo y amplio proceso. Por sobre las numerosas gestiones diplomáticas, será determinante el pleno conocimiento, prestigio, y programa que proponga el postulante. Así como de manera primordial, el grado de soporte y menor resistencia que provoque, según su trayectoria personal, todavía más que sus cualidades, ya que todos tienen méritos equivalentes. En definitiva, una operación de gran envergadura y no exenta de imponderables. (Santiago, 30 de septiembre de 2025)

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