Luis David Cruz Ocampo

Luis David Cruz Ocampo

Héroe diplomático: Luis David Cruz Ocampo

En 1891, nace en Concepción, en el seno de una familia de convicción cristiana, Luis David Cruz Ocampo.

Sus padres, Justina Ocampo Navarro y el magistrado Luis David Cruz Quintanilla, influyeron profundamente en su vocación tanto por la literatura como por las ciencias jurídicas y sociales. En el estudio retrospectivo de su vida se evidenció que, por su rama materna, se emparenta con la célebre escritora argentina Victoria Ocampo, talento que más tarde se verá reflejado en sus escritos bajo el seudónimo de Licenciado Vidriera. El ejemplo paterno fortaleció una profunda vocación por el derecho y las leyes. Contrajo matrimonio con Amelia López de Heredia, con quien tuvo cuatro hijos.

Luis David Cruz estudió humanidades en el Seminario de Concepción y leyes en el Curso de Derecho del Liceo de Concepción, recibiéndose de abogado en la Universidad de Chile en 1914. Realizó más tarde estudios sobre derecho internacional y filosofía en la Universidad de París, conocimiento que posteriormente lo hace desempeñarse como docente en varias universidades de Chile.

Colaboró desde los inicios en la fundación de la Universidad de Concepción, formando parte del Consejo y de su Directorio, desempeñándose en el cargo de Secretario General desde 1921 a 1929. Fue Director de la Biblioteca Central de la Universidad penquista entre 1926 y 1939. Cofundador de la Revista Atenea.

En 1921, la Universidad se encontraba en una situación económica difícil. Para enfrentar estos momentos, el Directorio nombra una comisión de subsidios, donde Luis David Cruz Ocampo propone las “donaciones con sorteo”, una decisión arriesgada debido a que las apuestas (juegos de azar) estaban prohibidas en esos momentos. Esto se considera el antecedente de lo que más tarde se conocería como la “Lotería”, y en palabras del propio Enrique Molina, “la salvación de la universidad”.

Su dedicación al servicio público lo llevó a desempeñar las embajadas de Chile ante La Santa Sede (1939–1944) y Rusia (1945–1948).

Llegó a Moscú acompañado de su hijo Álvaro, quien se enamoró y se casó con la rusa Lydia Liessina a poco de llegar. Al año siguiente, Stalin decretó que las mujeres soviéticas casadas con extranjeros no podían salir del “paraíso soviético”. Esta medida afectó a más de 600 extranjeros casados con mujeres rusas. En la práctica, era un secuestro.

La situación se fue complicando cuando, en 1948, Chile y la Unión Soviética rompieron relaciones diplomáticas, y el Embajador Cruz Ocampo regresó a Chile, teniendo que dejar a su hijo y su nuera en Moscú. A su regreso, desarrolló una importante labor para despertar la conciencia pública frente a este tipo de situación.

El Gobierno de Chile llevó el tema a las Naciones Unidas, recientemente creada, y el Embajador de Chile ante las Naciones Unidas, Hernán Santa Cruz, logró convencer a las delegaciones afectadas por esta medida que era ilegal, por cuanto violaba la Carta de las Naciones Unidas respecto de principios básicos del Derecho Internacional y comprometía la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en ese momento se estaba redactando.

Ello dio lugar a la aprobación de la Resolución N° 285 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1949, titulada “Violación por parte de la Unión Soviética de derechos fundamentales del hombre, de prácticas diplomáticas tradicionales y de principios de la Carta”.

A pesar de lo anterior, el matrimonio ruso-chileno no pudo salir de la Unión Soviética hasta después de la muerte de Stalin en 1953.

Este caso, al igual que los anteriores, no tuvo ninguna connotación interna en Chile y pasó al olvido. El Embajador Cruz Ocampo falleció el 17 de agosto de 1973, a la edad de 82 años.